Howard Phillips Lovecraft
Howard Phillips Lovecraft, fue un escritor estadounidense, autor de novelas y relatos de terror y
ciencia ficción. Se le considera un gran innovador del cuento de terror, al que
aportó una mitología propia (los mitos de Cthulhu), desarrollada en
colaboración con otros autores y aún vigente. Su obra constituye un clásico del
horror cósmico, una corriente que se aparta de la temática tradicional del
terror sobrenatural (satanismo, fantasmas), incorporando elementos de ciencia
ficción (razas alienígenas, viajes en el tiempo, existencia de otras
dimensiones). Lovecraft cultivó asimismo la poesía, el ensayo y la literatura
epistolar.
Lovecraft fue un niño
prodigio: recitaba poesía a los dos años, leía a los tres y empezó a escribir a
los seis o siete años de edad. Uno de los géneros que más le apasionó en su
infancia fue el de las novelas policíacas, llevándolo incluso a formar la
«Agencia de detectives de Providence» a la edad de 13 años. A los quince creó
su primera obra, La bestia en la cueva, imitación de los cuentos de horror
góticos. A los 16 escribía una columna de astronomía para el Providence
Tribune.
Su abuelo materno lo
alentaba a la lectura y, siendo ésta una de sus aficiones favoritas, no tardó
en descubrir la inmensa biblioteca de su abuelo. En ella descubrió (con un
ejemplar de La Ilíada para niños entre las manos) el paganismo grecolatino y
Las mil y una noches, a una edad muy temprana, aunque posteriormente (a los cinco
años) se declaró ateo, convicción que mantuvo hasta su muerte. Esto ayudó a que
su imaginación se desarrollase rápidamente en comparación con el resto de los
chicos de su edad, produciéndole una falta de adaptación con éstos. Cuando
ellos querían jugar con espadas o a juegos fundamentalmente físicos, él
prefería llevar a cabo entretenimientos más pausados e imaginativos, como
representaciones históricas.
Debido a su falta de
perseverancia y de salud, no asistió al colegio hasta los ocho años y tuvo que
dejarlo después de un año. Durante su absentismo escolar, leía con voracidad.
Adquirió conocimientos de química y astronomía, llegando incluso a escribir en
algunas revistas científicas. Publicó varias revistas de circulación limitada,
comenzando en 1899 con La gaceta científica. Cuatro años después, regresó a la
escuela pública Hope Street, donde cursó dos años y medio en la educación
secundaria, hasta que abandonó definitivamente los estudios.
Lovecraft también expresó en
alguna ocasión creencias racistas y etnocéntricas en su cartas personales16 En
una carta fechada el 23 de enero de 1920, Lovecraft escribió:
Para el hombre evolucionado
—la cumbre del perfeccionamiento orgánico en la Tierra—, ¿qué rama del
pensamiento se ajusta mejor que aquella que conquista las más altas y
exclusivas facultades humanas? El salvaje primitivo, o simio, simplemente
rebusca en la selva para encontrar una compañera; ¡el ario eminente debe elevar
sus ojos a los mundos de más allá y considerar su relación con el infinito!
Al llegar el siglo XX, la
dependencia y confianza del ser humano respecto la ciencia fue aumentando
significativamente, abriendo nuevos mundos y proporcionando herramientas
mediante las cuales se puede comprender mucho mejor el mundo en el que se vive.
Lovecraft aprovechaba huecos, lagunas en el conocimiento del universo y las
convertía en tenebrosas ciénagas del horror. En la obra El color allende el
espacio, se pone de manifiesto la incapacidad de la ciencia para comprender un
meteorito, lo que lleva a un paroxismo demencial.
En una carta dirigida a
James F. Morton en 1923, Lovecraft define la Teoría de la Relatividad de Albert
Einstein como un lanzamiento del mundo al caos y haciendo del cosmos una broma.
En otra carta, escrita en 1929 y dirigida a Harris Woodburn, Lovecraft especula
con la comodidad que proporciona la ciencia y el riesgo que supondría que se
colapsara. Es más, en una época donde el ser humano veía la ciencia como algo
tremendamente poderoso e ilimitado, Lovecraft se dio cuenta de su potencial alternativo
y sus tenebrosos resultados.